La industria gastronómica vive una importante transformación. Cientos de mujeres en todo el mundo empiezan a visibilizarse, no solo como las mejores cocineras, sino también como grandes empresarias. La historia destaca a Clare Smyth, Elena Arzak o Daniela Soto Inés, como algunas de las chefs más influyentes en el mundo. En Ecuador, existen profesionales de la cocina que se destacan a nivel internacional dentro de la industria. Una de ellas, la recientemente nombrada Embajadora del Turismo Gastronómico Sostenible por las Naciones Unidas, Alejandra Espinoza con su restaurante Somos, convirtiéndose en la primera Chef ecuatoriana en recibir esa distinción.
Aunque los avances mantienen su ritmo, la velocidad para lograr una igualdad en la industria aún es lenta. Apenas 6% de los 2.286 restaurantes galardonados por una estrella Michelín, son liderados por mujeres, y según datos de la plataforma Chef´s Pencil, en Estados Unidos, 20% de los Chefs ejecutivos son mujeres, mientras que 79% son hombres. En Sudamérica, se registra a Brasil como el único de la región con 7% de mujeres liderando los restaurantes más importantes de su país. Mientras que en Ecuador, no se evidencia data de esta realidad, sin embargo, en la práctica es más visible y palpable, según profesionales.
Para la chef Alejandra Espinoza, en el país son muy pocas las mujeres que lideran cargos en esta industria. “Estamos totalmente atrasados porque en la discusión local aún persiste la palabra género. En Suiza y otros países nórdicos ni siquiera se habla de hombres y mujeres, ha desaparecido esa brecha, simplemente es un rol que cubre una persona independientemente de su género lo que hace posible que las mujeres ocupen un espacio de liderazgo en esta y otras industrias”, señala Espinoza.
Esta brecha aún persistente es la consecuencia de desafíos que enfrentan las mujeres en la industria de la alta cocina, un espacio mayoritariamente liderado por hombres, el cual debe enfrentar retos importantes para dejar espacio a más mujeres:
- Redes de apoyo: Un entorno familiar fuerte es esencial para las mujeres en esta industria. Las largas jornadas de trabajo, sobre todo en la noche y los fines de semana, hacen desertar a las mujeres de continuar en esta profesión pues muchas se enfrentan a episodios de violencia doméstica. Además, las mujeres pueden enfrentar dificultades para encontrar mentores y redes de apoyo dentro de la industria gastronómica, especialmente si están trabajando en entornos dominados por hombres. La falta de modelos a seguir y oportunidades de desarrollo profesional puede obstaculizar su progreso.
- Condición de género: El embarazo, la lactancia y los primeros años de maternidad se han convertido en condiciones que aíslan a las mujeres de ocupar cargos más importantes en la industria gastronómica. “Llega un punto en que no dan más responsabilidades en restaurantes y hoteles a mujeres que son madres por la supuesta limitación de tener hijos”, señaló Espinoza. Estas situaciones evitan el ascenso de mujeres cocineras a puestos de alto liderazgo en restaurantes por el temor de que no puedan cumplir a cabalidad con sus responsabilidades.
- Entornos laborales con acoso: Es una realidad que dentro de la industria gastronómica se puede encontrar problemáticas como el acoso físico, verbal y psicológico, ya que siguen siendo espacios donde el machismo es aún persistente. Para la Chef Espinoza, es importante plantear reglas claras en estos espacios de trabajo y dar la confianza y la voz a las mujeres para ser escuchadas y atendidas en sus necesidades sin el temor a repercusiones.
A pesar de estos desafíos, muchas mujeres están haciendo grandes avances en la industria gastronómica y están superando las barreras de género con determinación y habilidad. Espinoza señala que abrir espacios de discusión en universidades sobre la realidad de trabajar en una cocina, dar voz a las mujeres en la industria para escuchar sus necesidades, y educar a las mujeres en cómo construir y mantener un negocio gastronómico, permitirá romper esas limitaciones.